martes, 28 de septiembre de 2010

Willy Toledo, un verdadero ejemplo de actor progresista




Willy Toledo viaja a El Aaiún para hacer de escudo humano

28.09.10 - 02:51 - EL CORREO | MADRID


Willy Toledo hará de escudo humano para proteger a 70 activistas saharauis en su regreso a El Aaiún desde Argelia. Según ha confirmado el portavoz del Observatorio de Derechos Humanos para los territorios ocupados en el Sahara Occidental, Javier Sopeña, el actor forma parte de un grupo de 15 españoles, entre los que se encuentra el consejero de Cooperación del Cabildo de Gran Canaria, Carmelo Ramírez. Toledo partió ayer desde Argelia hasta el aeropuerto Mohamed V en Casablanca (Marruecos), donde intentará coger un avión para El Aaiún. Es la primera vez que tantos activistas saharauis salen de los territorios ocupados, en grupo, para participar en una conferencia internacional. A su regreso, la Policía marroquí les estará esperando, tal como ha ocurrido en otras ocasiones.

«Soy consciente del riesgo y estoy dispuesto a correrlo, a recibir los mismos golpes», declara el actor en la página web Guin Guin Bali. Tras la última manifestación protagonizada por 14 activistas españoles, violentamente reprimida por la Policía alahui en El Aaiún, Toledo pretende «ejercer una acción directa de solidaridad y obligar a los Gobiernos de Marrueco y España a reaccionar».

http://www.elcorreo.com/vizcaya/v/20100928/sociedad/willy-toledo-viaja-aaiun-20100928.html



Willy Toledo habla sobre los "disidentes" cubanos y la guerra de Afganistán



Willy Toledo habla sobre Cuba en "59 segundos", programa de la 1 de TVE

jueves, 16 de septiembre de 2010

Mumia Abu Jamal


El Motín de Té de Boston siempre me ha parecido una acción teñida de miedo. Quizás sea apropiado que esa imagen aparezca en nuestros tiempos.

Cada evento en una sociedad tiene por lo menos dos lados: el lado visible y el lado oculto.
En muchos casos, el lado visible es simplemente el que coincide con las narrativas mediáticas, una forma perversa del teatro de sombras, en el que los medios, al elegir lo que reportan y lo que ignoran, escriben el guión de la realidad social.

Todos vimos eso hace unos años durante el periodo previo a la Guerra contra Irak, cuando el gobierno, usando todas las herramientas a su disposición, instó a los medios de comunicación a presentar la Guerra de Irak como algo inevitable y, de hecho, presentar lo ilógico como lógico.

Según algunos reportajes publicados, el líder iraquí Saddam Hussein, no creyó que Estados Unidos invadiera a Irak hasta que las bombas empezaron a llover, porque siendo un hombre lógico después de todo, jamás pudo aceptar que los norteamericanos fueran tan tontos.

No nos olvidemos que Estados Unidos armó el ejército de Saddam en la desastrosa guerra entre Irak e Irán, en la cual murieron cerca de un millón de personas. Saddam sabía bien que una invasión de Estados Unidos debilitaría a Irak, y haría considerablemente más fuerte a Irán. Razonaba que eso no tenía sentido desde el punto de vista de los intereses de los Estados Unidos.

Como el tiempo nos ha enseñado, los gobiernos hacen cosas absurdas, llevados por las fuerzas electorales y de clase hacia la locura bélica.

Los grupos de Motín del Té constituyen una de estas fuerzas electorales. Son grupos que corren a buscar refugio en un pasado que hoy parece más brillante de lo que parecía en su propia época.

Ellos quieren recibir los ingresos que hacían posible un estilo de vida en que millones de personas iban ascendiendo en la escala social hasta que los hacedores de política los traicionaron al promover el Tratado de Libre Comercio (TCLAN) y otros pactos semejantes que enviaron los trabajos industriales fuera de Estados Unidos para siempre.

Ellos quieren la seguridad económica por la que sus abuelos lucharon hasta conseguirla, pero sin los sindicatos que los llevaron a tal seguridad. En esencia, ellos quieren el ayer, sin las luchas que dieron forma a aquella época.

Quieren la supremacía de los blancos (con unas cuantas figuras de color para fingir igualdad), una sociedad donde sólo se habla inglés (olvidando las muchas lenguas que hablaron sus abuelos) y la eterna guerra contra el Otro, amenazante y oscuro, (es decir, los musulmanes, chinos, negros, mexicanos, venezolanos, etc.).

¿No es irónico que hayan escogido una imagen histórica, El Motín del Té de Boston de 1773, en el cual los bostonianos se disfrazaron de indios para sabotear, destruir y tirar al mar cargamentos británicos de té como una protesta contra los impuestos? Siempre me he preguntado: ¿por qué se disfrazaron de indios? ¿No hubiera sido más sencillo usar máscaras?

¿Por qué no usaron su propia vestimenta? ¿Por qué cubrieron la cara, a no ser que temieran la reacción del Ejército Británico? ¿Por qué se disfrazaron de indios, a menos que su intención era provocar una represión británica y americana contra las tribus indígenas de la región?

El Motín de Té de Boston siempre me ha parecido una acción teñida de miedo. Quizás sea apropiado que esa imagen histórica aparezca en nuestros tiempos. Porque, a final de cuentas, ellos temen el único constante del universo: el cambio.

Del corredor de la muerte, soy Mumia Abu-Jamal.




Mumia Abu Jamal es un periodista y activista político de Estados Unidos que sufre una injusta condena desde 1981 siendo en 1982 condenado a muerte y luego revocado por la cadena perpetua.

El 9 de diciembre de 1981, el policía Daniel Faulkner detuvo al hermano de Abu-Jamal, William (Wesley) Cook cerca de las calles 13 y Locust, un área frecuentada por prostitutas, por conducir en sentido contrario y con las luces apagadas. Abu-Jamal declaró que en ese momento conducía con su taxi cerca de la escena, y que vio a Faulkner golpear a su hermano con una linterna (William se declararía culpable de atacar a Faulkner). En la pelea que siguió, tanto Mumia como Faulkner recibieron impactos de bala. Faulkner fue herido en la espalda y en la cara, muriendo instantáneamente. Abu-Jamal en el pecho. La policía declara que Abu-Jamal disparó a Faulkner, mientras que la defensa alega que a Faulkner le disparó por detrás un tercer individuo que huyó de la escena. Abu-Jamal fue arrestado a las 4 a.m. con una pistola registrada a su nombre a un lado.

El 3 de julio de 1982, Abu-Jamal fue condenado por el asesinato de Faulkner y sentenciado a muerte. Además de su defensa jurídica tradicional, Abu-Jamal tocó muchos asuntos políticos durante el juicio, y pidió repetidamente a la corte que permitiera al líder de MOVE (Grupo naturista del que Mumia era simpatizante), John Africa, que lo representara.

La familia de Daniel Faulkner y la Fraternal Order of Police creen que Abu-Jamal mató a Faulkner mientras éste llevaba a cabo un arresto legal y justificado. En agosto de 1999, la reunión nacional de la FOP aprobó una resolución llamando al boicot económico contra todos los individuos y empresas que hubieran expresado simpatía por Abu-Jamal. En junio de 1999, Arnold Beverly (asesino a sueldo) confesó que él fue quien realizó los disparos por los cuales esta encarcelado Mumia Abu Jamal por contrato con la policía y la mafia. Los abogados de Jamal presentaron esta declaración de confesión para una revisión del juicio.

Según sus simpatizantes, por su notoria militancia como pantera negra y su apoyo posterior a la comuna radical MOVE, Abu-Jamal fue blanco del programa de contrainsurgencia COINTELPRO del FBI, cuyo propósito era acosar, desestabilizar y destruir grupos políticos como el Partido Pantera Negra de Autodefensa. Muchos otros panteras negras que fueron condenados por diversos crímenes, incluyendo asesinatos, han llegado a ser puestos en libertad al saberse que el FBI ocultó deliberadamente evidencias que los habrían exonerado, como en el caso de Geronimo Pratt. Algunos pasaron hasta treinta años en la cárcel antes de ser exculpados y liberados. Otros, como Fred Hampton, fueron asesinados en circunstancias sospechosas.

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Mentiras y argucias políticas contra la huelga general del 29-S



A continuación les exponemos algunos puntos a analizar sobre todos los discursos antihuelga que se pueden extraer de los diferentes partidos y asociaciones antiobreras.

1. La huelga no sirve para nada.

La huelga general es una medida de presión, una de las pocas que los trabajadores tienen sobre los empresarios. Si hay algo que haga daño al empresario son las pérdidas, las molestias y la falta de material para continuar el trabajo, con una huelga general bien organizada atacamos por los tres flancos a la vez.

2. La huelga es una ruina para España.

El señor Montoro, Coordinador de economía y empleo del PP, dejaba clara la postura de la derecha española declarando que las huelgas generales en España "no tienen sentido", "son una ruina para el pais" y que "habria que erradicarlas despues del 29-S".

Lo que el señor Montoro quiso decir pero no supo expresar, es que las huelgas generales en España no les son útiles a la derecha ni estando en la oposición, Son una ruina para los Empresarios del pais y habria que acabar con todo el movimiento obrero una vez consumada su victoria en las siguientes elecciones nacionales.

Aquí la enseñanza es que cuando hablan de la economía del pais, en realidad están hablando del margen de ganancias de sus amos.

3. No secundo la huelga porque los que la organizan son UGT y CCOO, perros falderos del gobierno.

Si bien es cierto que la huelga está convocada por los dos sindicatos mayoritarios del pais, y que estos son lacayos (en parte) del gobierno, tambien es cierto que esta es una prueba de fuego para el movimiento obrero nacional.

Si la clase obrera española no responde con contundencia ante esta cita, los próximos gobiernos liberales de PSOE y PP tendrán via libre para seguir con su proceso de privatizaciones, recortes de derechos y conquista de poderes públicos, a sabiendas de que el movimiento obrero español no tiene la fuerza suficiente para imponer respeto a la patronal y sus partidos.

Más nos vale que el 29-S sea una gran victoria para el movimiento sindical..por la cuenta que nos trae a todos...

LUCHEMOS PORQUE LA HUELGA GENERAL SEA EL PISTOLETAZO DE SALIDA HACIA UN MUNDO NUEVO.

martes, 7 de septiembre de 2010

La Calle del medio



Hace pocos días se cumplió un nuevo aniversario -el número 65- de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki. Lo que pocos saben o pocos quieren recordar es que el 8 de agosto de 1945, dos días después del lanzamiento de la primera bomba atómica y pocas horas antes del lanzamiento de la segunda, las potencias ya victoriosas de la segunda guerra mundial firmaron los acuerdos que establecían un tribunal internacional encargado de juzgar los crímenes cometidos durante la contienda. Lo que pocos saben o pocos quieren recordar es que el famoso tribunal de Nuremberg, acto fundacional del derecho internacional moderno, prohibió la guerra -”crimen supremo que concentra en sí todos los otros crímenes”- al mismo tiempo que legalizaba los bombardeos. En sus conclusiones, en efecto, la sentencia de Nuremberg declaró inocentes a aliados y alemanes por igual, “puesto que los bombardeos aéreos de ciudades y fábricas se han convertido en práctica habitual y reconocida por todas las naciones”. El modelo Auschwitz, el de los perdedores, se convertía así en el colofón de la barbarie humana y en una estremecedora advertencia para las futuras generaciones; mientras que el modelo Hiroshima, el de los vencedores, pasó a convertirse en “practica rutinaria” y “derecho consuetudinario”.
Desde entonces está prohibida la guerra y están permitidos los bombardeos. Antes de 1914, el escritor francés Marcel Proust hablaba de los aviones como de los “ojos” de la Humanidad. Se volaba para ver, no para bombardear. Pero hay ciertos ángulos de visión, ciertos rangos de la mirada, que imponen inmediatamente, como una tentación irresistible, el deseo de destruir lo que se capta visualmente. La prohibición de mirar ciertos objetos, la prohibición de mirar desde ciertos objetos (el ojo de la cerradura o la mirilla del avión) es hoy una cuestión de supervivencia no sólo moral sino material. El modelo Auschwitz -con sus terribles campos de exterminio horizontal- es después de todo humanamente familiar y quizás por eso nos resulta tan fácil escandalizarnos frente a él y rechazarlo. Si, por el contrario, aceptamos con mansedumbre y naturalidad el modelo Hiroshima -el exterminio vertical desde el aire- no es sólo porque forme parte de “la justicia de los vencedores”: es que tiene algo de inimaginable, de irrepresentable, de extraterrestre; está tan fuera de toda medida antropológica que suspende cualquier forma de reacción.

El bombardeo aéreo, en efecto, reúne dos características “incomprensibles” para un ser humano. La primera tiene que ver con el hecho de que ni siquiera “deshumaniza” a sus víctimas antes de matarlas o para justificar su muerte: sus víctimas no son “enemigos” o “animales inferiores” u “obstáculos” sino simples “residuos”. Los cadáveres y las ruinas no han tenido una existencia individual (ni siquiera bajo la forma de un número tatuado en la muñeca) antes de ser “fabricados” desde el B-52. No han sido ni juzgados ni condenados; tampoco despreciados. Son desde el principio sólo “restos”.

La segunda característica del bombardeo es que, si produce “restos”, no permite establecer ningún vínculo entre ellos y la fuente lejana, celeste e inalcanzable, que los ha causado. Las víctimas sólo pueden alzar el puño en medio de los escombros, como ante la ira de Dios; por su parte los verdugos, encerrados en sus cápsulas de cristal, o cómodamente sentados delante del ordenador, no pueden experimentar ningún sentimiento -tampoco odio- por esas existencias que se inclinan y desaparecen bajo un gesto de su dedo. No pueden mirarlas sin que desaparezcan y se las mira precisamente para eso, pero esta desaparición no entraña ninguna emoción ni ninguna tragedia; la acompaña, si acaso, el placer de “no dejar ningún cabo suelto”, la satisfacción de “tachar” todos los puntos que van compareciendo ante nuestros ojos.

Pues bien, curiosamente el modelo del bombardeo aéreo es el que mejor explica la consistencia moral y los efectos materiales del consumo capitalista.

El capitalismo, lo hemos escrito otras veces, no se define por su capacidad para producir riqueza sino para destruirla. Si se recuerda que el 90% de las mercancías que se producen hoy en el mundo dentro de seis meses estarán en la basura se comprende enseguida que el capitalismo no fabrica mesas, coches, ordenadores y lavadoras sino “residuos”, igual que las bombas, y que el ser humano que se empeña -durante seis meses- en usarlos como si fueran mesas, coches, ordenadores y lavadoras es él mismo “residual” frente al objetivo económico de sustituirlas lo antes posible por otras. Para el capitalismo, como para el B-52, las cosas y los hombres son desde el principio “restos” y su verdadero producto -ni televisores ni frigoríficos- es la “basura”.

Todos los días, por ejemplo, llegan de Europa miles de aparatos electrónicos desechados a un barrio de Accra (Ghana) conocido como Sodoma. Allí, miles de menores que no han usado en su vida un ordenador, queman y destripan las carcasas en busca de piezas de metal, absorbiendo durante horas de trabajo infernal más de 60 sustancias tóxicas. Lo mismo ocurre en Karachi (Pakistán), donde 20.000 jóvenes, algunos menores de diez años, muchos de ellos refugiados afganos, reciclan la basura electrónica procedente de Occidente, Dubai o Singapur, manipulando plomo, cadmio o antimonio, materiales que destruyen al mismo tiempo la salud de los niños, la tierra y el río Lyari. El 70% de la basura electrónica del mundo acaba en muladares de Asia, en los que las condiciones de trabajo y la contaminación ambiental convierten la vida misma de la gente en abyectamente “residual”.

Pero el consumo capitalista se caracteriza también por su dificultad para establecer vínculos mentales entre una mirada, un gesto del dedo, un trabajo bien hecho o un placer banal y un paisaje de ruinas, a miles de kilómetros del supermercado, en el que están muriendo niños a los que no odiamos; niños que, al contrario, cuando nos los muestran por la televisión, nos enternecen y nos aturden de compasión. Como el piloto del bombardero, vemos el mundo en las vitrinas de las tiendas y en las pantallas del ordenador y somos antropológicamente incapaces de imaginar ahí ningún efecto negativo o destructivo. Los muertos, las ruinas, los hambrientos, son sólo los “restos” o “residuos” de nuestros placeres más inocentes.

Desde nuestros placeres no podemos imaginarnos a Mohamed Khan, de ocho años de edad, quemando un ordenador en Karachi como tampoco desde el sufrimiento de Mohamed Khan puede imaginarse el uso que hacemos los occidentales del ordenador. ¿Por ejemplo? Más de 24 millones de páginas de Internet son de contenido pornográfico (el 12%) y cada segundo 28.258 internautas están viendo pornografía. Cuarenta millones de estadounidenses visitan regularmente estas páginas web, con un volumen de negocio de 2.350 millones de euros al año (más de 4.000 en todo el mundo). El 25% de las búsquedas en la red y el 35% de las descargas son de carácter pornográfico y todos los días se registran 116.000 búsquedas con el rótulo “pornografía infantil”. El 20% de los hombres reconoce ver pornografía mientras está en el trabajo y la edad media en la que un niño estadounidense comienza a frecuentar páginas de contenido sexual es de 11 años.

Mucho más pornográfica que la pornografía misma es la relación inimaginable entre los que miran el ordenador en Utah o Madrid y los que los queman en Ghana y Karachi.

Desde 1945, sí, está prohibida la guerra y están permitidos los bombardeos..


Santiago Alba Rico